Cuando hablamos de soltar el pasado para recibir y avanzar, por lo general pensamos que se trata de dejar ir a alguna persona que ya no nos hace del todo bien. Pero esa no es la idea de este post, ya que, “dejar ir” aplica para cada una de las cosas que nos rodean. Se trata de recibir algo, aprovecharlo, vivirlo y dejarlo ir con honores para darle la bienvenida a más cosas nuevas y mejores.
Tal vez parezca muy supersticiosa, pero creo que para recibir cosas nuevas, hay que dejar ir otras. Dejar atrás lo que ya no es necesario puede ser una tarea muy difícil, porque al momento de preguntarnos sobre la utilidad de las cosas, terminamos creyendo que necesitamos todo.
Días antes de que termine el llamado ‘Año Viejo‘, procuro sacar todo lo inservible de mis cajones. Hago una selección de mi guardarropa y aunque me deshago de un montón de prendas, mi closet sigue atascado e irónicamente sé que seguirá siendo un problema elegir mi ropa del día siguiente porque, sí, soy de esas mujeres que ‘nunca tiene nada que ponerse’, a pesar de que ya no tenga espacio ni para un calcetín más. Jaja, tengo que trabajar más en esto.
Ahora no sólo lo hago en Año Nuevo, a veces también cada 6 meses. La verdad es que siempre que se hace una deliberación de ‘lo que sea’, es muy tardado y hasta difícil. Ya que comienzas a ver al ‘objeto en cuestión’, lo lees o te lo pones (o lo que sea que tenga como función), te acuerdas de lo que ese objeto significó para ti y luego empieza el debate de si se va o se queda.
Te puede interesar: Dejar el nido… ¿Tienes más de 25 años y aún vives con tus padres?
También es una tarea complicada porque comienzas a distraerte con todo lo que te encuentras por los rincones. Yo por ejemplo, antes me tardaba muchísimo porque se me iba el tiempo pintándome las uñas con los esmaltes que me iba encontrando, aunque ya estuvieran todos secos, pero bueno, quería darles su última pasada.
Les diré una cosa, si lo piensan mucho y terminan conservando tooodo, sólo acabarán siendo perfectos candidatos para salir en el programa de ‘Acumuladores Compulsivos‘. Así que hay que atrevernos a soltar el pasado. Sí, es complicado, pero al final vale mucho la pena porque te sentirás más ligero en todos los sentidos y disfrutarás el orden y espacio que ganarás.
Soltar el pasado también es agradecer lo bueno que nos dejó
Está bien quedarse con las cosas pero para el baúl de los recuerdos de nuestra cabeza y/o del corazón. Mi consejo: deshazte de todo lo que ya no ocupas desde hace tiempo, de todo lo que ya ni te acordabas que tenías, de todo lo que sigue esperando a ser arreglado, de todo lo que sólo has usado una vez, de todo lo que sabes que ya no vas a usar, de todo lo que te avergüenza, entristece o hasta te hace sonreír ahora que lo vuelves a ver. Si lo piensas, son objetos que sólo ocupan espacios que mejor hay que tener disponibles para todo lo bueno y mejor que haremos que llegue a nuestras vidas.
Así que lee esas cartitas por última vez y tíralas, el recuerdo de las palabras no se irá a la basura. Dona toda esa ropa que ya no usas y que a otra persona le funcionará mejor. Tira todos esos pequeños objetos que ya no tienen razón de ser en tus cajones y quédate con lo que realmente necesitas. Créeme que ésta también es una forma de soltar el pasado y una manera que lograrás darle la bienvenida a lo nuevo.
¡Muuuas! Andy Romej.
Coméntame en mis redes sociales: